Hay que fliparse más

Ignatius dice que un cómico tiene que fliparse mucho para poder ser buen cómico. Y yo esta semana me he flipado, lo cual no asegura la segunda parte pero al menos ya tengo el 50 %.
He aprovechado que esta semana estoy de vacaciones para irme un par de días fuera e intentar estar más desconectado y aprovechar así para escribir. Me he venido a pasar una noche a Zaragoza. Sí, he venido de manera voluntaria a Zaragoza, y además pagando por ello. Pequeños lujos que podemos permitirnos la clase baja.
El plan era sencillo: poner el móvil en modo no molestar, ponerme fino de comer y beber, y escribir a manubrio en un cuaderno para no distraerme (que es lo que me pasa cuando me pongo a escribir en el iPad).
Y sí, coger el tren a otra ciudad, una habitación de hotel y su consiguiente gasto para ir a ”escribir” parece una flipada, y lo es. Pero la verdad es que me ha funcionado.
El martes llegué, me acerqué al centro y me pedí un café, y salí del establecimiento con unas 5 páginas escritas. A una cara, no te flipes. De ahí me fui a comer ternasco al horno en El Fuelle (si estás en Zaragoza no te lo pierdas), y con la barriga llena y después de pasar por el hotel para dejar las cosas y ducharme, me pegué la tarde escribiendo en un garito vacío tomando copas. Luego me fui a cenar un pernil al horno que estaba de locos y de ahí al hotel, a cagar de lado y a dormir.

Hoy me he ido a desayunar por ahí, he aprovechado la última hora antes del checkout para escribir en la habitación, y ahora estoy aquí escribiendo esto en una vermutería antes de ir a ponerme fino de tapas y vino, algo recomendable antes de coger el Alvia del siglo XVIII que me llevará de vuelta a casa.
¿Resultado? El segundo día no ha hecho más que empezar y ya he escrito 14 páginas de un cuaderno grande.
“Pero… ¿qué está escribiendo, amo?” te preguntarás.
Comedia. O un intento de ello. Subirme a hacer standup es algo que siempre he querido desde que vi los primeros monólogos de Ernesto Sevilla, Joaquín Reyes y compañía en Paramount, pero nunca había terminado de encontrar el momento y las ganas. Y como desde que dejé la música llevo muchos años sin fracasar encima de un escenario, he pensado que ese momento es ahora.
Y gracias a fliparme, ya tengo un primer bloque completo para subirme a hacer el ridículo en los open mic en los que me dejen y alguna idea para unos vídeos.
Así que recuerda fliparte lo suficiente de vez en cuando, pero intentando siempre que eso no te convierta en un puto gilipollas, que la línea es delgada.
Ahora me voy a poner fino de comer y beber para aprovechar las últimas horas antes de volver a la rutina.
Un abrazo y cuidado con el calor, que ese sí que es un flipao.
A.