Por qué rechacé 250.000$ de un millonario indio (incluye emails)

Por qué rechacé 250.000$ de un millonario indio (incluye emails)
Aunque parezca una camiseta de mercadillo, es rico de los de verdad.

No, no te has suscrito a la newsletter de un estafador que tiene como banner de Twitter la bolsa de Wallstreet. Es algo que me pasó en 2021 y es completamente real.

Te pongo en contexto. A principios de 2021 todo el tema de criptos estaba en auge y yo tuve mi momento enfermizo jugando a perder dinero. Me despertaba a las 4 de la mañana a mirar el mercado sin alarma ni nada, y tenía un colega que estaba todavía peor: se pegó días sin dormir, y cuando entraba a clase en la universidad me enviaba whatsapps para que le avisara si una moneda concreta subía o bajaba de cierto precio.

Por suerte esto no nos duró mucho: él perdió todo en 4 días y yo lo dejé ahí morir lentamente con el crash del mercado.

En estas fechas salió BitClout, una red social basada en Web3 con una característica que me resultaba interesante: había que pagar para realizar cualquier interacción. Aunque el coste era mínimo, ni siquiera llegaba a un céntimo, ya te quitaba del medio todas estas cuentas basura de las que se nutren redes como X/Twitter, y eso me parecía bien. Además, BitClout tenía su propia moneda, que comprabas con Bitcoin, y con ella podías apoyar a los creadores. Cada creador tenía su propio token, cuyo valor aumentaba a medida que más personas lo compraban (sin entrar en tecnicismos, cuando la gente compraba subía, cuando vendían bajaba, fácil). Efectivamente, pura especulación y un mercado 200% volátil.

El primer vídeo salió después de que sucediera el intercambio de emails que veréis abajo

Pero lo interesante en sí no era eso, sino cómo funcionaba a nivel técnico. Estaba construido en una blockchain descentralizada, lo que permitía a cualquiera crear su propio nodo. Esto significa que podías replicar la plataforma, agregarle tus propias funcionalidades y modificaciones, y mantener intacta toda la base de usuarios, las monedas y los tokens. Era como si pudieras clonar Instagram, modificarlo para que solo se permitieran fotos, y aun así, cualquier usuario de Instagram podría usar tu versión sin perder su cuenta ni su contenido. Algo muy interesante para una mente de emprendedor fracasado como la mía.

Así que teniendo en cuenta eso y el sistema monetario interno, se me ocurrió crear una especie de Spotify en donde pagabas directamente al creador con sus tokens (que luego él podía «cobrar» retirándolos y perdiendo cierto valor personal), de manera que pagabas menos porque sólo pagabas por lo que consumías, y el autor cobraba más por reproducción de lo que cobraría en la plataforma verde. Vamos, un win/win, negocio redondo. Pero claro, yo no podía hacer eso, lo justo sé montar webs de mierda en WordPress y ahora estoy pagando Ghost para escribir esto de manera más cómoda. Así que aquí entra la persona clave de la historia: el millonario indio.

Evan Luthra: millonario, instagrammer y calvo.