Lo he conseguido en 30 días
Si has visto mi serie de 30 vlogs diarios, sabrás que hace unos meses me apunté al gimnasio. Mi idea era ir a primera hora de la mañana, a eso de las 6-6:30 para «no perder tiempo útil», ya sabes, por eso de la sociedad del rendimiento. El primer fracaso de esta historia es precisamente ese: descubrir que la gente está fatal y que a las 6:30 de la mañana el gimnasio está completamente lleno, siendo imposible hacer tu rutina sin tener que esperar a que una máquina o un banco se liberen.
El segundo era que el único gimnasio decente estaba a tomar por saco de mi casa, y tenía que perder casi una hora solo en ir y venir. Y la verdad, el tiempo no es algo que me sobre, y una vez comenzado el curso, menos todavía. Con los horarios que tengo me es imposible estar dedicando entre 2 y 3 horas al gimnasio, que es lo que me costaba entre una cosa y otra. Así que me di de baja.
Pero abandonar la idea de volver a hacer ejercicio no era una opción. Llevo desde la pandemia con una vida completamente sedentaria, y esta genética desarrollada por los dioses empezaba a notarlo, así que me compré unas mancuernas en Amazon (las más baratas) y empecé a darle duro a diario.
Ayer se cumplió un mes desde que empecé y no he fallado ni un día. Ni siquiera después de haberme tomado tres pintas de IPA. Rutina sencillita dividida en cuatro días que me ayuda a ver lo rápido que pasa el tiempo.
«¿Otra vez pecho? Si parece que lo hice ayer.»
Pero no es eso a lo que me refería con el título. Aunque por el ritmo de vida que he llevado los últimos años me había puesto como un tonel, he tenido épocas en las que hacía ejercicio con regularidad; solo es cuestión de que me apetezca.
Hay algo que se me daba especialmente mal antes de estos 30 días: cagar. Tranquilo, no voy a dar detalles, pero mi tracto intestinal no iba muy fino y si hubiera tenido El Quijote en el baño me lo habría leído en dos semanas. No tenía muy claro a qué se debía esto ya que siempre he llevado una dieta más o menos equilibrada. Pero desde que empecé con el ejercicio diario, me he vuelto un auténtico profesional de la taza de váter.
Voy como un reloj a eso de las 7 de la mañana, hago un perfect y a seguir trabajando.
Sin fallo. No sé si tanta sentadilla me ha recolocado el intestino grueso o es gracias a las tortillas de patata con panceta curada que me meto por las mañanas. Cada uno que saque sus propias conclusiones.
Por cierto, hablando de sentadillas, ayer comenzó el torneo de noviembre de sumo. Ahí lo dejo.
Otra cosa que empecé un poco antes que esto y que está yendo bien es un canal de shorts, pero de eso hablaremos en profundidad otro día.
Para acabar te voy a decir otra cosa que he hecho y que ha mejorado mi vida a niveles impensables. Seguro que sabes que X, antes (y ahora) conocido como Twitter, es la red social que más asco da con diferencia. Y eso tiene mucho mérito si tenemos en cuenta que existe Tiktok. Hace semanas decidí desinstalarlo de mi teléfono y de mi iPad, y hace unos días añadí al navegador del PC una extensión que bloquea páginas, de manera que me he bloqueado la red de los bulos de 00:00h a 13:00h, que es el horario en el que principalmente estoy en el ordenador. Desde entonces, mi vida da un poquito menos de asco.
Sí, sé que Lord Draugr envió una newsletter diciendo que se había borrado Twitter, pero tengo pruebas de que yo hice esto antes de ese mail. Además, no he borrado la cuenta porque mantengo contacto con gente que no tengo en otras redes.
Resumiendo:
- Haz ejercicio para cagar mejor (y no seas el flojo que se salta el leg day).
- Borra X/Twitter para que tu vida dé menos asco.
- Desayuna tortilla de patatas con panceta curada.
Yo me acabo de desayunar la mía viendo el sumo. Buen inicio de semana.
A.