Le he robado 100€ a Lord Draugr
Y digo robado porque no se puede llamar de otra manera. Dime tú si te estoy mintiendo. El otro día estábamos celebrando la vida a puro gin-tonic con pepino, y salió en la conversación el tema del combate de Mike Tyson contra Jake Paul. Por si no te has enterado y sin entrar en detalles, en poco menos de un mes Mike Tyson le va a partir toda la madre a Jake Paul, que es un influencer que se dedica a estafar a peña y amañar combates de boxeo; presuntamente. Total, que hablando del combate, me dijo que el putísimo Iron Mike estaba demasiado viejo y que un meme amateur que no llega ni al peso lo iba a noquear. Yo me reí (por no partirle la madre ahí mismo) y le dije que Mike haría lo que todos estamos deseando. Y entonces se vino arriba: «Si tan seguro estás, vamos a apostar. Me juego 100€ a que el viejo no aguanta».
Si lo piensas un poco, esa es la decisión fácil, porque cualquiera de los dos resultados es bueno: si gana Jake, él gana la apuesta, y si gana Mike, todo el mundo gana, porque todos queremos ver al influencer comiendo tierra. Es más, yo podría ahora apostar 100€ por otro lado a que Tyson pierde, y me aseguraría reducir las pérdidas. Pero cuando no hay opción a pérdidas, tampoco hay opción a ganancias, y elegir el camino fácil en la vida lleva a resultados muy aburridos. El que tenga miedo que no nazca, o que se haga funcionario. Apostar en contra de tremendos puños esculpidos por los dioses va en contra de mis principios, así que voy con todo; el cielo o el infierno, no hay término medio.
Como sabrás, después de haber rechazado 250.000 €, no tengo un duro, así que en mi caso no he apostado dinero sino tiempo, y en caso de perder tendré que contribuir a que él gane todavía más dinero con dos tremendas miniaturas para su canal.
Si ahora estás pensando «¿y a mí qué cojones me importa tu putísima apuesta?», es que no has entendido nada. La apuesta no es más que una alegoría que hace referencia a una decisión de vida, a una manera de ver las cosas y de actuar sobre estas. Se podría decir que en la vida no hay camino fácil, pero hombre, es más fácil nacer en una familia rica, hacer como que estudias ADE y que tu padre te enchufe en la empresa, que nacer sin un duro y elegir ser músico. Y yo elegí la segunda. Dentro de la segunda también podría haber elegido el camino de lamer culos y asegurarme un puestito fácil en la industria, pero elegí tener la lengua limpia y hacer giras por el mundo hasta que llegó la querida pandemia. Y así, mi vida es un efecto dominó de malas decisiones tomadas de manera consciente, una tras otra. Malas decisiones para el ojo ajeno, claro está.
Y como dice el dicho, no hay que perder las malas costumbres.
Así que te voy a contar mi plan a futuro. Voy a seguir con un canal de shorts que estoy intentando monetizar hasta conseguirlo o hasta darme por vencido. Cuando llegue el Black Friday me voy a comprar un objetivo de 16mm para la cámara, para poder tener unos tremendos planos bien profesionales, una manera fantástica de perder 1000 pavos más. Y cuando estas dos cosas hayan sucedido, voy a grindear mi canal de YouTube nivel enfermo, como solo un puto loco lo haría. Y todo esto sumado a que ahora estoy haciendo ejercicio diario, quizás la única buena decisión tomada en los últimos años. 11 días consecutivos, hoy a puro leg day.
Como ves, soy capaz de mantener el efecto dominó de malas decisiones sin descanso. Mi objetivo es llegar a viejo y poder tener un sinfín de cosas de las que haberme podido arrepentir, pero sin hacerlo.
Porque la vida es como YouTube. Lo adornes mucho o poco, lo que realmente importa son las historias. No solo por el momento, por lo que sientes al vivirlas, por la experiencia; sino por lo que sientes al recordarlas, al contarlas, y lo que reciben los demás al escucharlas. A la gente le encanta hablar de storytelling, pero de nada sirve si no tienes ninguna story que tellear. El camino al éxito, aunque este no llegue nunca, está lleno de fracasos, de esos fracasos que contar. El éxito es muy aburrido (supongo, ya te contaré): «He hecho esto y me ha salido bien. Fin.». Vaya puta mierda de historia.
Así que si no quieres perderte el resultado final de esta trepidante aventura, no olvides suscribirte. Es gratis y sentirás que eres tú quien me roba a mí:
Buen inicio de semana,
A.
Disclaimer
Aquí debería poner un texto sobre que no apuestes y todas esas movidas, pero si estás aquí es porque eres adulto, así que tú sabrás qué haces con tu dinero. ¿Quién soy yo para decirte qué hacer y qué no? Además, deberías haber entendido que en este caso concreto, como pura excepción, es un win-win de manual.
Por cierto, si el combate está clarísimamente amañado nos pegaremos los dos en El Club de la Lucha de Jordi Wild para ver quién gana.